La cagué, ¿y qué?

Hoy he recordado mi primera newsletter.

Y para empezar, la cagué.

Me equivoqué, cometí un error.

Mi intención era enviar la newsletter un martes a las 9:03, como cada vez que lo hago (más o menos…).

La programé correctamente.

Entonces, me di cuenta que me faltaba gente por incluir en la lista.

La cancelé, y la volví a programar,

O eso pensaba.

Porque en realidad la había enviado. El lunes por la tarde…

¡Horror! ¡Qué desastre! ¡Qué hago ahora!

Siento esa emoción de la ira, el enfado.

Ese calor que me sube por el cuerpo hacia la cabeza.

Así que tiré de esa CONSCIENCIA de la que hablo a menudo.

Y me dije: Bueno, pues está hecho. Ya no se puede cambiar.

Y si a alguien no le gusta no tiene más que tirarla a la basura digitalmente.

Más de uno se sorprendería al verme tan templado.

Y continuo con mi plan. Vuelvo a programar para los que entrasen en el último momento.

Los feedbacks han sido muy buenos.

Y nadie me dice: Quillo, ¡qué la has mandado antes de lo que dijiste!

Cuantas creencias y miedos en nuestras cabecitas…

Sé que esto es una tontería.

Y tus errores son mucho más graves.

No obstante, reflexiona. Y acepta que te equivocas.

Y sobre todo, aprende de esos errores.

Porque el fracaso no existe. Existe el éxito o el aprendizaje.

Si vuelves a intentarlo, claro. Tú tienes el poder.

Así que, ¡UTILÍZALO!

Un abrazo

Rafa

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